

|
LÍMITES Y DISTRIBUCIÓN DE LOS DEPÓSITOS
La cuenca Paganzo (Azcuy y Morelli, 1970b; Salfity y
Gorustovich, 1983; Azcuy et al., 1987a), presenta una extensión
aproximada de 150.000 km2 y se halla ubicada entre
los 27° y 33° de latitud Sur y los 65° y 69° de longitud Oeste.
Sus límites no sobrepasan el territorio nacional y ocupa la
casi totalidad de las provincias de San Juan y La Rioja, el
norte de Mendoza y San Luis, una limitada área occidental
de la de Córdoba y la región suroccidental de Catamarca
.
La cuenca limita al este con el arco Pampeano (Bracaccini,
1960) y al nordeste con el arco de La Puna (Salfity, 1980). El
límite austro-occidental está representado por el arco de Pie
de Palo, y hacia el oeste por la Protoprecordillera, conformada
por los arcos de Tontal, Invernada, Volcán y porción
meridional de La Punilla.
En la valoración de estos límites, dos áreas han sido
motivo de discusión: la relación con la cuenca
Chacoparanense a través de las salinas Grandes en el este,
y la vinculación con la región nororiental de la cuenca
Uspallata-Iglesia. En el primer caso, de
acuerdo a la interpretación sísmica realizada por Álvarez
et al. (1990), se despeja definitivamente la duda de una
posible conexión entre las cuencas Paganzo y
Chacoparanense durante el Paleozoico superior.
El basamento
Pampeano se comportó como un elemento positivo
en el Neopaleozoico ya que sobre él ocurren depósitos
cretácicos y terciarios en la llamada cuenca Saliniana
(Álvarez et al. 1987, 1989).
En el caso del límite noroccidental, Azcuy y Morelli
(1970b) definieron la cuenca Paganzo incluyendo en ella los
depósitos marinos del Carbonífero superior de río del Peñón
hasta la laguna Brava (Cuerda, 1948; Leanza, 1948; Borrello,
1955; Aceñolaza, 1969). Este sector, en el que convergen
cinco provincias geológicas con límites a veces imprecisos,
fue denominado Bahía de Jagüé, con su borde norte expedito
(Azcuy y Morelli, 1970b). Por otra parte, en dicha región
también confluyen importantes lineamientos tectónicos cuya
actividad contribuye negativamente en el reconocimiento de
una separación.
La evaluación de este límite se sustenta principalmente en
dos elementos: a) el reciente reconocimiento de capas del
Carbonífero inferior en el flanco nororiental de la sierra de La
Punilla (Fauqué et al., 1989; Cingolani et al., 1990; Morel et al.,
1993; Carrizo y Azcuy, 1997; Carrizo, 1998) y b) el «hundimiento» del sector septentrional de esa sierra durante el
Carbonífero, como lo certifica la distribución geográfica de los
depósitos de esa edad, dispuestos en sucesión continua. Ambas
observaciones, sumadas a la distribución en la región del resto
de los depósitos eocarboníferos, sugiere que éstos hallan su
mejor ubicación en la subcuenca Río Blanco, sin descartar
incluso la existencia de una cuenca separada de las aquí en
consideración, para las secuencias de edad carbonífera inferior.
En el resto del límite occidental entre las cuencas Paganzo
y Uspallata-Iglesia, la Protoprecordillera muestra
discontinuidades locales que permiten, hacia el comienzo del
Carbonífero tardío, algunas conexiones con los mares del
oeste. Así, a ambos lados del límite, las dos cuencas consideradas
presentan depósitos marinos y continentales, de edad
carbonífera temprana en la cuenca Uspallata-Iglesia (especialmente
en la subcuenca Río Blanco), y carbonífera tardía en la
cuenca Paganzo. Asimismo, es necesario recalcar
que en esta última cuenca los depósitos de origen marino son
muy escasos y se hallan restringidos al borde oriental de la
Precordillera. En las Figuras se muestra la posición
tentativa del límite de acuerdo a lo discutido más arriba. |
 |
MARCO GEOLÓGICO
Los movimientos chánicos de fines del Devónico y
principios del Carbonífero modelaron las depresiones que
conforman la cuenca Paganzo (Azcuy et al., 1987a) y dieron
origen al piso estructural donde se alojaron los depósitos
neopaleozoicos. Por su historia tectónica previa (Ramos,
1988), este sustrato incluye varios terrenos (Chilenia,
Precordillera y Pampeanas) con distinta
antigüedad y grado de cratonización lo que sumado a la
actividad derivada de grandes lineamientos estructurales como
el caso de la megafractura de Valle Fértil (Baldis et al., 1982,
1989), ha generado diferentes depocentros (Fernández Seveso
et al., 1993).
El estilo estructural dominante en la cuenca, especialmente
durante la depositación de las secuencias más jóvenes,
es extensional. La tectónica de bloques ha producido
dorsales principalmente en el sector oriental, y sus efectos,
sumados a la importante masa de hielo (ice caps) presente en
la Protoprecordillera, la cual ha sido formadora de profundos
paleovalles, han originado el fuerte paleorelieve inicial.
De una manera simplificada podemos considerar dentro de
la cuenca Paganzo dos grandes ámbitos, separados por los
arcos de Famatina-Sañogasta y Valle Fértil-De La Huerta.
El oriental, de comportamiento más rígido, se extiende
hacia el este hasta el borde occidental del arco Pampeano y
en él los depósitos neopaleozoicos son menos potentes y se
apoyan sobre un basamento de rocas ígneo-metamórficas.
El occidental, más angosto, limita al oeste con la Protoprecordillera y se desarrolla en áreas de mayor movilidad;
sus depósitos son más espesos y su piso está constituido
por rocas del margen occidental del basamento Pampeano,
Famatina y por estratos del Paleozoico inferior
precordillerano.
|
ESTRATIGRAFÍA
Los depósitos esencialmente terrígenos que rellenaron la
cuenca Paganzo fueron originalmente separados por
Bodembender (1911) en tres «pisos» atribuidos por el autor al Carbonífero, Pérmico y Triásico respectivamente. Posteriormente,
fueron reunidos por Azcuy y Morelli (1970a) y Azcuy
et al. (1979) en el Grupo Paganzo, en el cual distinguieron una
sección I (inferior) de areniscas y pelitas con niveles de carbón
atribuida al Carbonífero superior, y otra sección II (superior) de
capas rojas esencialmente referida al Pérmico inferior y concordante
con la anterior. El grupo está compuesto por un
elevado número de formaciones, en parte debido a la discontinuidad
de los afloramientos que aparecen en paleovalles glaciales
y en valles intermontanos. Su estratotipo fue propuesto
por Azcuy y Morelli (1970a) en la localidad homónima, donde se interponen en las capas rojas basales, coladas
basálticas las cuales han sido radimétricamente datadas en 292-
295 ± 6 Ma (Thompson y Mitchell, 1972). Siguiendo la escala
de tiempo propuesta por Gradstein y Ogg (1996), que establece
el límite Carbonífero-Pérmico en 290 Ma, las capas rojas
basales mencionadas alcanzarían el más tardío Carbonífero
tardío.

Isopáquico del Grupo Paganzo
|

Perfil
general de la Cuenca del Paganzo |
El tratamiento que se dará a los depósitos que componen
el Grupo Paganzo no será específico de cada una de sus
unidades litoestratigráficas, a diferencia de lo realizado con
las formaciones presentes en las otras cuencas que integran
este capítulo, sino que éstas serán consideradas formando
parte de supersecuencias, las que reúnen a todos los depósitos
que conforman el Grupo Paganzo (Azcuy y Morelli, 1970a;
Azcuy et al., 1987a).
Las Supersecuencias neopaleozoicas
El levantamiento detallado de un alto número de perfiles
analizados desde la óptica de la estratigrafía secuencial (Vail et
al., 1987; Van Wagoner et al., 1990), permitió a Fernández
Seveso et al. (1990, 1993), reagrupar los depósitos de la cuenca
Paganzo en cuatro supersecuencias que denominan: Guandacol,
Tupe, Patquía-De La Cuesta Inferior y Patquía-De La Cuesta
Superior, las cuales representan un lapso que se extiende desde
el Carbonífero tardío temprano hasta el Pérmico tardío con
alrededor de 70 Ma de duración, según las edades que se
acepten para los límites entre períodos y para los respectivos
depósitos. En el perfil del cerro Guandacol se hallan representadas
las cuatro supersecuencias. |
Supersecuencia Guandacol
La Supersecuencia Guandacol se compone de cuatro
secuencias G1, G2, G3 y G4 , con base discordante
de tipo A sobre rocas del Paleozoico inferior o granitoides del
basamento cristalino. Su comienzo se ubica en el Carbonífero
tardío temprano sin considerar los depósitos más antiguos que
afloran al poniente de la Protoprecordillera, al norte de
Angualasto.
Las cuatro secuencias
indican procesos genéticos recurrentes y se caracterizan cada
una por un ordenamiento interno granodecreciente desde gravas
(depósitos de talud y fan deltas) a pelitas.
La distribución areal de estas sedimentitas es en cierta
medida local y se halla condicionada por márgenes activos,
los cuales generan por un lado una elevada tasa de subsidencia
y por el otro un abrupto paleorelieve. En las bases de las
secuencias son frecuentes los depósitos resultado de flujos
gravitacionales mantiformes o de acarreo de detritos por
fuertes pendientes, procesos que originan amalgamación de
estratos y capas con laminación convoluta. Hacia los topes de
las mismas se observan facies pelíticas laminadas originadas
en flujos distales. Las evidencias de glaciación en
todas las secuencias son múltiples y variadas, se pueden
observar desde pavimentos glaciales, diamictitas con clastos
estriados y facetados hasta cadilitos de gran tamaño. Un
elemento interesante de destacar es el reconocimiento de
profundos paleovalles labrados en la devónica Formación
Punta Negra, atribuidos a la acción glaciar (Milana y
Bercowski, 1990).
 |
La Supersecuencia Guandacol aflora en localidades del ámbito occidental de la cuenca Paganzo como sierra de Maz,
Pasleam-Huaco, río Francia-río Uruguay, Agua de la Peña-
Agua de la Chilca. En varias de ellas como
Huaco, río Francia y río Uruguay, próximas al flanco oriental
de la Protoprecordillera, han sido registrados depósitos marinos
(Bercowski y Milana, 1990; Milana y Bercowski, 1990;
Martínez, 1993). Un límite hacia el este para esta supersecuencia
parece constituirlo el lineamiento de Valle Fértil.
Fernández Seveso et al. (1990, 1993) sugieren la posibilidad
de correlacionar, por sus características sedimentarias y niveles
glacígenos, el miembro superior de la Formación Cortaderas
(perteneciente al Grupo Angualasto)
con la Supersecuencia Guandacol, sin descartar la posibilidad que
los estratos de la Formación Malimán también puedan ser
integrados a dicha supersecuencia, en virtud de la discordancia de
tipo B que separa a esta última de la Formación Cortaderas. Es conveniente destacar que el miembro superior de la Formación
Cortaderas (miembro de limolitas y ortoconglomerados verdosos
sensu Scalabrini Ortiz, 1972a), es portador en sus capas superiores
de elementos de la fitozona MBG (Carrizo, 1990) de edad
carbonífera tardía, y también contiene diamictitas y depósitos
glacimarinos medio-distales (Limarino y Page, 1990; Limarino et
al., 1993), los cuales brindaron una asociación de esporas y
acritarcas de edad restringida al Carbonífero temprano (Césari y
Limarino, 1992). Esto reafirma la relación concordante entre
depósitos del Carbonífero inferior y superior. |
Por otra parte, las correlaciones cronoestratigráficas
intercuencas sugeridas por Limarino et al. (1993), utilizando
un «horizonte glacial», presentan algunas dificultades debido
quizás a que los procesos de englazamiento no fueron tan
lineales en el tiempo. En la cuenca Uspallata-Iglesia, este «horizonte glacial» en el miembro superior de la Formación
Cortaderas se asigna al más tardío Carbonífero temprano
(Césari y Limarino, 1992), en tanto que en los alrededores de
Agua de Carlos aparece asociado a la fitozona
Archaeosigillaria-Malimanium del más temprano Carbonífero
temprano (Carrizo y Azcuy, 1997); en Barreal, en la Formación
Hoyada Verde se asocia con la biozona de Levipustula de
antigüedad carbonífera tardía temprana (González, 1993a);
en la cuenca Paganzo, en las localidades de Huaco y Las
Gredas se vincula con asociaciones palinológicas (Azcuy y
Ottone, 1983; Vázquez Nístico y Césari, 1987; Césari y
Vázquez Nístico, 1988; Ottone y Azcuy, 1989) y megafloras
(Gutiérrez y Pazos, 1994; Gutiérrez et al., 1995) del
Carbonífero tardío temprano.
En resumen, se puede asegurar
que los depósitos de la Supersecuencia Guandacol (cuenca
Paganzo), corresponden al Carbonífero superior bajo, en
tanto que los depósitos de la cuenca Uspallata-Iglesia correspondientes
al Grupo Angualasto son más antiguos, y sólo
podrían ser equivalentes con la Supersecuencia Guandacol
los estratos cuspidales del miembro superior de la Formación
Cortaderas portadores de la fitozona MBG. |
Supersecuencia Tupe
La Supersecuencia Tupe se halla integrada por cuatro
secuencias T1, T2, T3 y T4 . Se dispone sobre la
supersecuencia anterior a través de una discontinuidad de tipo
B y sus depósitos traslapan sobre una topografía en la que
todavía se manifiestan dorsales y otros accidentes indicadores
de un paleorelieve significativo especialmente en el sector
occidental de la cuenca. Su distribución areal es más amplia
hacia los sectores norte y oriental donde los depósitos ocupan
nuevas depresiones. La secuencia T1 ocupa los espacios de
mayor subsidencia todavía coincidentes con los de la
Supersecuencia Guandacol y comienza con depósitos de
canal, turbidíticos, de talud y de fan deltas proximales. Las
facies distales corresponden a flujos de fondo desarrollados
en pendientes más suaves que cubren y traslapan a las secuencias
infrayacentes (Fernández Seveso et al., 1990, 1993). T1
se halla bien representada en Pasleam, al norte de Jáchal,
donde han sido descriptos elementos de la fitozona MBG (Carbonífero tardío; García, 1996b), y también en los cerros
Guandacol y Veladero-Bola.
Las secuencias T2, T3 y T4 muestran una fuerte disposición
progradacional y representan una mayor variedad de
ambientes. En el depocentro occidental de la cuenca, sobre el
faldeo oriental precordillerano se reconocen, como consecuencia
de las discontinuidades en la Protoprecordillera,
ambientes marinos con fuerte dominio fluvial; uno de éstos,
el de las inmediaciones del río Uruguay en la Precordillera
central, brindó una asociación de braquiópodos
del Carbonífero tardío tardío (Lech et al., 1990). La secuencia
T2 en el área de Huaco presenta secuencias marinas que
transgreden las calizas del sustrato ordovícico, y espesos
depósitos pelíticos de prodelta que progradan sobre planicies
aluviales costaneras con fangos carbonáticos (Pérez et al.,
1993).
Facies aluviales, fluviales entrelazadas y de fan deltas
están bien representadas en las secciones de los cerros
Veladero-Bola, en la sierra de Maz y en Casa Blanca y Las
Gredas sobre el flanco oriental de la sierra de Famatina. Los
depósitos del cerro Bola (Leunda, 1990), de la sierra de Maz
(Césari, 1984, 1986a, 1986c) y de Famatina (Azcuy et al.,
1982; Gutiérrez, 1993, 1995), han brindado importantes
micro y megafloras, las cuales son indicadoras de una edad
carbonífera tardía.
En el ámbito oriental de la cuenca los depósitos son
claramente continentales y están originados en ambientes
lacustres y fluviales. En las comarcas Paganzo-Amaná,
Malanzán-Olta y Mascasín-Chepes, T2 traslapa sobre
granitoides y se compone de facies lacustres con frecuentes
cadilitos y otras evidencias glaciales.
Esta secuencia es equivalente a los tramos basales de las
Formaciones Lagares y Malanzán, en cuyos depósitos han
sido descriptas ricas asociaciones palinológicas del
Carbonífero tardío (Menéndez y Azcuy, 1969, 1971, 1972,
1973). Otras facies de T2 (aluviales, deltaicas y fluviales
anastomosadas hasta conglomerádicas), correspondientes al
tramo medio de la Formación Lagares y a la base de la
Formación Loma Larga, son portadoras de delgados niveles
de carbón o lutitas carbonosas formados en pantanos o meandros
abandonados, en los cuales han sido también reconocidas
importantes microfloras y megafloras del Carbonífero
tardío (Azcuy, 1975a y b; Archangelsky et al., 1981; Andreis
et al., 1986).
 |
Las secuencias T3 y T4 representan el máximo traslape
de la supersecuencia y constituyen una transgresión caracterizada
por planicies terrígeno-carbonáticas (especialmente
T3 y en el ámbito occidental de la cuenca) donde es frecuente
la presencia de depósitos correspondientes a facies de
fangolitas calcáreas, mudstones y estromatolitos. Estos estratos
son portadores de invertebrados marinos correspondientes
a la zona Tivertonia jachalensis-Streptorhynchus
inaequiornatus Sabattini et al. (1991) de edad carbonífera
tardía tardía, y se hallan bien representados en Volcán,
Trapiche-Pasleam, quebrada de la Herradura y quebrada La
Delfina en la cuesta de Huaco (Ottone y Azcuy, 1986).
En el ámbito oriental, la secuencia T3 se compone de
ciclos granodecrecientes correspondientes a facies de sistemas
fluviales entrelazados proximales y traslapa sobre remanentes las áreas de depositación. Esta secuencia corresponde en parte
a la Formación Solca donde fue recuperada una megaflora de
edad carbonífera tardía tardía (Andreis et al., 1986; Luna et al.,
1990). T4 se compone de facies aluviales y lacustres con
varvitas y cadilitos y alcanza una gran expansión traslapando
sobre el basamento cristalino. Presenta evidencias periglaciares
en las Formaciones Bajo de Véliz y Tasa Cuna, y facies fluvio
lacustres en la Formación Arroyo Totoral, en la localidad
homónima y en el cerro Horcobola (Álvarez et al., 1987;
Fernández Seveso et al., 1988). Las asociaciones palinológicas
y paleobotánicas (Menéndez, 1971; Leguizamón, 1972;
Archangelsky y Arrondo, 1973; Hünicken et al., 1981), contenidas
en T4, permiten asignarle una edad pérmica temprana.
Asimismo, esas megafloras dan sustento en la cuenca a la
fitozona Gangamopteris Archangelsky y Azcuy (1985).
|
Supersecuencia Patquía - De La Cuesta
La Supersecuencia Patquía-De La Cuesta ha sido subdividida
en dos secuencias, una inferior con tres cortejos
sedimentarios PD-I1, PD-I2 y PD-I3, y otra superior con
cuatro cortejos sedimentarios PD-S1, PD-S2, PD-S3 y PD-S4. La supersecuencia PD-I se apoya sobre la anterior
a través de una discontinuidad de tipo B. Evoluciona
ocupando una cuenca prácticamente sin dorsales a través de
sistemas aluviales y fluviales y salvo el registro de un efímero
episodio marino marginal (cerros Veladero-Bola) representa
una continentalización generalizada de toda la cuenca para
culminar en un extenso campo eólico (Fernández Seveso et
al., 1990, 1993).
La secuencia PD-I1 presenta facies aluviales arenosas con
matriz tobácea e intercalaciones de tobas en toda la cuenca. Se
caracteriza por la presencia de facies aluviales y fluviales
entrelazadas y sinuosas cuyos depósitos a veces traslapan sobre
las secuencias cuspidales de la Supersecuencia Tupe. En capas
rojas de PD-I1 también se observan coladas basálticas locales
de poco espesor como en la comarca Paganzo-Amaná y en la
sierra de Maz (Figuras 7 y 8). De las primeras se han obtenido
edades isotópicas de 292-295 ± 6 Ma (Thompson y Mitchell,
1972). En los alrededores de la localidad de Miranda, en la
cuesta homónima, han sido hallados en estas secuencias restos
de Euryphyllum whittianun (Azcuy y Ozayán, 1987),
indicadores de Pérmico temprano. En el sector septentrional de
la cuenca (Puerta de Las Angosturas), planicies fluviales
efímeras y barreales se hallan sobrepuestos por facies eólicas.
 |
La secuencia PD-I2 incluye en el flanco oriental de la
Precordillera (cerros Veladero-Bola), depósitos marinos marginales
conteniendo tasmanáceas y escasos acritarcas (Leunda,
1991). En el ámbito oriental de la cuenca, esta secuencia
presenta varios ciclos correspondientes a llanuras de inundación
en los que disminuye el porte de las canalizaciones como
respuesta eustática a modificaciones en el nivel de base continental
(Fernández Seveso et al., 1993). Poco al nordeste de
Amaná, en depósitos del Mogote de La Desabrida que conforman
la parte superior del miembro inferior de la Formación La
Colina, fueron hallados restos de glossopterídeas atribuidas
por Limarino y Césari (1983) al Pérmico temprano. La secuencia
PD-I3 representa el mayor desarrollo de las facies eólicas,
las que están acompañadas por un máximo en el proceso de
aridización. Limarino et al. (1993) señalan una fase árida en el
centro oeste de la cuenca Paganzo durante el Pérmico medio y
tardío.
La secuencia PD-S se compone de ciclos transgresivos
regresivos y tiene su mejor representación en la parte norte
de la cuenca en la provincia de Catamarca (sierras de
Narváez y Anchoca). PD-S1 corresponde a facies lacustres
someras sobreimpuestas por otras fluviales. En los alrededores
del río Chaschuil, en capas atribuidas a la Formación
de la Cuesta se halló una rica microflora del Pérmico
tardío temprano (Aceñolaza y Vergel, 1987). PD-S2 comienza
con depósitos canalizados circunscriptos, sobrepuestos
por facies arenosas de origen fluvial con baja
energía que culminan en facies palustres. Secuencias equivalentes
a PD-S1 y 2 se reconocen en el cerro Guandacol
entre los depósitos eólicos y la base de las coladas basálticas
triásicas (Figura 8).
La secuencia PD-S3 comienza con facies iniciales
eólicas que indican una vuelta a condiciones de aridez
marcada, a las que siguen facies arenosas, lacustres y de
barreal. En esta secuencia no han sido hallados fósiles
diagnósticos sino sólamente pelitas con superficies
bioturbadas. PD-S4 se reconoce en el norte de la cuenca y
se caracteriza por facies correspondientes a sistemas fluviales
entrelazados efímeros, donde son comunes
intraclastos y grietas de desecación. |
DISCUSIÓN
La información expuesta, relacionada con la cuenca
Paganzo, discurre esencialmente entre las características
sedimentológicas de su relleno y los hallazgos
paleontológicos realizados en sus depósitos. Sólo entre las
secuencias T4 y PD-I1 parece surgir una aparente incongruencia
entre el muy valioso análisis secuencial realizado
por Fernández Seveso et al. (1993) y los datos paleontológicos
y las edades isotópicas obtenidas en las coladas basálticas de
la base de la Formación La Colina. |